Juan A. Casaubon |
A los 91 años falleció el viernes 11 de junio en Buenos Aires el doctor Juan A. Casaubon, una figura de la filosofía y del derecho, que fue camarista y catedrático y uno de los profesores fundadores de la Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires” (UCA).
En 1999, con motivo de los 40 años de su fundación, el Consejo Superior de esa casa de altos estudios le dio el diploma que lo acreditaba como profesor fundador “en reconocimiento por su valiosa contribución académica desarrollada en los primeros años de vida de esta institución”. Una década antes, en 1988, otro diploma acreditó que “su labor académica ha contribuido a consolidar esta obra de la Iglesia y la cultura”.
Habiendo participado desde los comienzos en ese emprendimiento de cultura de la Iglesia en la Argentina, desde 1958 fue profesor titular de Lógica en la Facultad de Filosofía y Letras de la UCA, donde posteriormente fue profesor titular de Gnoseología. Años más tarde, en la misma Universidad fue profesor de Filosofía I en la Escuela de Ciencias Políticas, y de Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.
Su obra “Nociones generales de Lógica y Filosofía”, que ha conocido varias ediciones, fue reeditada por la Editorial de la Universidad Católica Argentina (EDUCA) en una edición de 480 páginas y ha tenido amplia difusión en escuelas secundarias, especialmente por su aplicación al quinto año. En el prólogo, el autor señala que “en la elaboración de este texto se ha tenido en cuenta que no sea un muestrario de diversas posiciones filosóficas, sino que, sin perjuicio de mencionarlas, comentarlas o criticarlas cuando ha sido necesario, siga la más constante, perenne y venerable tradición de la filosofia en Occidente: aquella que tiene su origen en Aristóteles, se prolonga a través de los siglos por sus continuadores”. No obstante, al asentarse en el realismo aristotélico, deja de lado el realismo ingenuo, adopta un realismo moderado y aborda la problemática moderna y la relación con las ciencias positivas actuales, como la lógica matemática.
Casaubon era vicepresidente emérito de la Sociedad Tomista Argentina, de la que fue vicepresidente durante una década. Allí se lo consideraba un maestro de gran erudición, memoria y capacidad intelectual, pero de profunda humildad, un caballero en el trato. Siendo un hombre calmo y sobrio en la expresión, en alguna ocasión podía sostener con singular firmeza una posición en una conversación cuando consideraba que debía hacer una corrección o advertir acerca de algún error.
Fue también miembro de la Academia del Plata; de la Sociedad Argentina de Filosofía, con sede en Córdoba, en cuyas jornadas disertó; de la Corporación de Abogados Católicos y la Corporación de Científicos Católicos. Colaboró en las revistas “Sapientia”, inspirada por monseñor Octavio N. Derisi, que fue el primer rector de la UCA; “Ethos”, “Estudios Teológicos y Filosóficos”, “Revista de la Sociedad Argentina de Filosofía”, “Phrónesis” y otras publicaciones de orden filosófico.
Había nacido en Buenos Aires el 16 de mayo de 1919, hijo de Alfredo Casaubon, eminente médico que fue profesor en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y presidió la Sociedad Argentina de Pediatría, y de Sara Chiappori.
Estudió en la Escuela Argentina Modelo y se graduó de bachiller en el Colegio Nacional de Buenos Aires. En 1947 egresó como abogado con diploma de honor y premio Tedín Uriburu de la Facultad de Derecho de la UBA. Un año después se inició allí en la docencia universitaria en el Instituto de Filosofía del Derecho y Sociología y como profesor adjunto de Filosofía en el curso de ingreso (1948-1952). En esa Facultad fue años después profesor titular de Introducción al Derecho, coautor de una obra sobre esa disciplina, y también profesor titular de Filosofía del Derecho.
Ingresó en la Justicia en 1955, como secretario de un juzgado en lo civil. Fue juez nacional de paz durante 13 años desde 1957 y luego camarista desde 1970 hasta 1974, año en que optó por jubilarse con el régimen de la ley 20.550, que habilitó un retiro anticipado para los miembros del Poder Judicial.
En los Cursos de Cultura Católica siguió desde joven estudios de filosofía y teología, en los que profundizó hasta su muerte. A los 29 años expuso sobre “Contradicciones de la teoría del “puro objeto” u “objeto del ser”, en el Primer Congreso Nacional de Filosofía realizado en la ciudad de Mendoza en 1949, en el que expusieron destacadas figuras del país y del exterior y que clausuró el presidente Juan Domingo Perón, con una disertación sobre “La comunidad organizada”.
A partir de 1949, Casaubon fue profesor adjunto y luego titular de Lógica en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata, hasta 1956. Dictó también Gnoseología en la sede porteña de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA).
Casaubon fue investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), donde entró en 1974 como “investigador formado”.
Entre otros escritos, fue autor de los libros Aspectos del bergsonismo (1945), El sentido de la Revolución Moderna (1966), La quimera del progresismo (obra colectiva, 1981) y Palabras, ideas, cosas. El problema de los universales (1984). En un comentario aparecido en el diario La Nación el 1º de julio de 1984, Gabriel J. Zanotti consideró a este último libro “sumamente importante para la meditación de problemas filosóficos contemporáneos” y señaló que tras explicar detenidamente cada postura sobre el tema, el autor somete a cada una “a un riguroso análisis crítico, para luego exponer y defender su propia posición, el realismo moderado, basado en las doctrinas de Santo Tomás de Aquino”. Otro de sus libros, Historia de la Filosofia, editado por Abeledo Perrot en 1984, aúna brevedad y claridad al explicar y analizar la visión de los grandes pensadores de la humanidad.
Tradujo del francés Introducción a la lógica jurídica, de Georges Kalinowski.
Más allá de su concentración en densos temas de la filosofía, era aficionado al fútbol y entusiasta simpatizante de Boca Juniors.
Casado con Hemilce María Peltzer, formó un matrimonio muy unido durante 57 años, que se vio bendecido por once hijos, 29 nietos y una bisnieta. En el velatorio y en el sepelio, su hijo Pablo leyó una poesía que Casaubon había compuesto para su esposa en agosto de 1965. La tituló “A mi mujer” y dice así: “Cuando mi vida transcurría por un túnel oscuro/ Tu luz blanca me trajo una primera paz;/ Dios te puso en mi senda. No ya el opaco muro,/ Sino vuelta al camino de su luminosa Faz./ Y tú fuiste, en los días, la humilde compañera,/ Siempre dada a los niños y a la diaria labor,/ Con tu Cruz siempre a cuestas, cristiana verdadera,/ Y con tu amor tranquilo, que es verdadero amor./ Que nunca se interponga entre nosotros nada;/ Que los días que quedan viajemos juntos los dos/ Hasta llegar al Padre, definitiva morada,/ ¡Y que allí, con los niños, estés luminosa vos!
En su casa, desbordada por familiares y amigos, ofició una misa de cuerpo presente el presbítero Pedro Brunori, en un ambiente de piedad, signado por la belleza de bien entonados cánticos religiosos. Al entierro, realizado en el cementerio parque Memorial, en Pilar, asistieron más de 200 personas. Allí, su hijo Tomás Casaubon leyó una poesía suya que dedicó a su padre hace años, que trasunta cariño y admiración; su hijo Pablo leyó la poesía que su padre había dedicado a su esposa, que habla de la paz que dio a su hogar y apunta a la continuación de esa dicha en la vida eterna, y el padre Ignacio Andereggen leyó una poesía titulada “El gozo cristiano” en la que Casaubon dice, en 1958, anticipando el final con sentido cristiano: “Fuente, fuente de alegría Tú eres./Tú eres la Alegría./Más fuerte que el dolor, más que la muerte./Tu Alegría, presente como el sol/en el menor acto del alma en gracia./Que en mi muerte ese gozo esté presente/y que tu Gozo, el fontal, aparezca ante mí/como la paz ante el velo que se rasga,/y que esa rasgadura sea la muerte del justo...”+ (Jorge Rouillon) |
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